Hablar del apellido Zuculini es hablar indefectiblemente de Racing. Más allá que tanto Franco (mayor de la dinastía) como Bruno hace casi una andanada de años que no se ponen la casaca de la “Academia”, la historia de a,bos con la institución de Avellaneda es indeleble.

A tal punto que Diego Brorinsky, en su entrevista con el futbolista de River Plate no pudo evitar consultarle por una hipotética vuelta. Y Bruno Zuculini no se anduvo con vueltas:  “La verdad que es un anhelo familiar tratar de terminar donde crecimos y estuvimos tantos años. Franco tiene 33, y yo cumplí 30, tenemos todavía para seguir jugando”, comentó en diálogo con La Nación. 

Además no solo se entusiasmó con la chance, sino con poder hacerlo de la mano de una figura clave en la historia moderna de la institución, y poniéndole algo de picante a la carrera por la presidencia del próximo año: ", destacó. Y agregó: "Diego es mi ídolo, lo admiro un montón, fui compañero dos semanas antes de irme al City, me acuerdo que me decía: ´Quedate, que vamos a salir campeones´. Y fueron campeones nomás a los seis meses”. 

, amplió Zuculini. 

No es la primera figura que se expresa al respecto de una chance de que el “Príncipe” se presente a los comicios de diciembre de 2024. El propio Víctor Blanco habló del tema: “No sé qué va a pasar. . Es una decisión de él. Siempre que venga gente para el bien del club, que venga para aportar, bienvenido sea. No es fácil ser presidente de un club, son muchas las horas que tenés que dedicarle, mucho sacrificio, especialmente de la familia. Ojalá tengamos los mejores candidatos”, sostuvo hace 15 días en Clarín. Lo cierto es que Diego Milito volvió al club en 2014 y como Secretario Técnico, en 2018 ¿Se dará una tercera vuelta ya desde el ruedo político?.

Cuando se quiso ir de River y Gallardo no lo dejó

En la entrevista con el diario capitalino, Zuculini contó la oportunidad, en 2021, que tuvo de dejar Núñez y debió afrontar la charla con su entrenador en River: “Pretemporada en Orlando. Me había llamado Fabio Pecchia, el entrenador que me había llevado al Hellas Verona unos años antes. Estaba como DT en Cremonese, con la intención de ascender”, recordó.

“Tengo una chance concreta de ir a Cremonese, me gustaría hablarlo con vos, Marcelo”, le dijo el mediocampista: “'Dale, después hablamos', me respondió. Así me tuvo 4 o 5 días. Ni pelota me daba. Le comentaba que quería hablar y él me decía ‘después’. Yo quería liberarme, necesitaba una respuesta. Y nada”. 

"Hasta que en una práctica me recalenté y cagué a patadas a todos. Marcelo me vio enojado y me vino a hablar. ‘¿A dónde te querés ir, Bruno?’, me preguntó. ‘Al Cremonese’, le respondí. ‘¡¿A dónde?!’, me dijo en tono más alto. ‘A Cremonese’, volví a responder, pensando que no me había entendido. ‘¡¡¡¿Adónde?!! ¡¿Cre-mo-ne-se?! Si estás en River, ¿cómo vas a ir al Cre-mo-ne-se? ¡Vos te quedas acá conmigo!’, me largó. ‘Listo, Marcelo, me quedo acá’”, cerró el mediocampista. El resto de la historia es por demás conocida.