Las SAD no son tres letras sueltas o una sigla que deambula sin que nadie le preste atención. Las SAD -Sociedades Anónimas Deportivas según reza su DNI- son el proyecto fetiche de Mauricio Macri, su capricho inoxidable, y amagan con desatar un terremoto en el fútbol argentino.

Las SAD son obsesión y también espina para el Presidente de la Nación, que cree que ante el maremoto de deudas que arrastran muchos clubes está ante el escenario ideal para imponerlas. Son la esencia de un libreto que ya cuenta con candidatos para los roles protagónicos; favoritos que DOBLE AMARILLA irá revelando uno por uno. El primero: Racing de Córdoba.

Para entender la fascinación de Macri con las SAD hay que anclar en el fracaso y no en el éxito. Hay que remitirse a su intento de comprar al Deportivo Español a comienzos de la década del ’90 y chocar contra un no rotundo. Hay que avanzar y verlo estrellarse cuando su idea fue sometida a escrutinio por Julio Grondona en 1999 y el deseo cayó 38-1. Sí, a Macri no le cantaron zapatero porque votó su propia propuesta. Pero… persevera y triunfarás.

Quizás sus pasos olvidados en cuanto a la incursión de capitales privados en el planeta de la redonda hayan sido los consejos que le brindó al Exxel Group, una empresa que gerenció a Quilmes y que lejos estuvo de regalarle alegrías al “Cervecero”; y un aporte similar cuando se dio la llegada de su amigo y hoy funcionario Fernando Marín a Racing, a través de Blanquiceleste. Una aventura que si bien le reportó una estrella al club tras la mayor sequía de su historia, también lo depositó en una zona tambaleante en lo económico-financiero.

Macri es un empresario reconocido e influyente y con lazos en todo el mundo. Se asesoró sobre los marcos legales para inversores en el fútbol y delegó en sus hombres de confianza la creación del molde que estableciera el desembarco de las SAD en Argentina. Sabe que deberá atravesar filtros legislativos y eludir barreras en la AFA y en los clubes, pero guarda la carta del decreto. Es por esa decisión y convicción que hoy, más que nunca, las SAD tienen todo para aterrizar, pisar y dejar huella indeleble en nuestro país.

DOBLE AMARILLA está en condiciones de adelantar que una serie de clubes ya recibieron señales. Algunos las han rechazado vehementemente y otras, por necesidad o por genuina atracción, abrieron los brazos.

Uno de los primeros apuntados es Racing de Córdoba, subcampeón de Primera División en 1980 y permanente animador cuando los torneos de la máxima categoría se bifurcaban en Metropolitanos y Nacionales. Racing fue un ejemplo de elegancia y eficacia futbolera de la mano de “Coco” Basile y hoy, pese a haber logrado el ascenso al Federal A, se viste con retazos: durante años lo hicieron caminar por un campo minado.

El club está concursado bajo una figura clásica. No se le aplicó la Ley de Salvataje mediante la cual se beneficiaron su homónimo de Avellaneda, Belgrano o Talleres. Al de Nueva Italia, todo le costó más, pero no tuvo el respaldo mediático que reflejara a nivel nacional su vía crucis.

Racing pasó de contar sus socios por decenas de miles a no llegar al millar. Hoy, según datos oficiales, registra apenas 881 afiliados y, obviamente, no todos están al día. Menos de mil personas que, si todo marcha según lo establecido por el juez Carlos Tale y gracias a la notable labor del interventor Gustavo Rubín, podrán elegir nuevas autoridades en marzo próximo, pero siempre con un ojo puesto en los inversores.

Ricardo Rubín, interventor de Racing de Córdoba / Foto: Mundo D - La Voz
Ricardo Rubín, interventor de Racing de Córdoba / Foto: Mundo D - La Voz

Si bien Racing mejoró ostensiblemente su cuadro de situación respecto a cuando se concursó y dispone de inmuebles y un buen estadio (el Miguel Sancho, con capacidad hasta para 18.000 espectadores), lo cierto es que el contexto competitivo lo obliga a estar atento al interés empresarial. Los torneos federales, por distancias a recorrer y por falta de recursos para hacerlo y a la vez mantener plantes de jerarquía, se convierten en verdaderos agujeros negros donde el ascenso a la B Nacional es la única esperanza de un crecimiento a la par en lo deportivo e institucional.

Por eso, para Racing, que un inversor se interese es, al menos hoy, una excelente noticia. Es más, ha sido una directiva del juez, durante los últimos tres años, el promover la entrada de capitales que nutran al club. Para una entidad que supo estar en la cumbre del fútbol argentino, caer tanto es mucho más duro y no hay efecto rebote.

El interventor Rubín reconoce muchas llamadas en el último tiempo. También reuniones cara a cara en los cuales los inversores conocieron en detalle el estado de la institución, que aún mantiene un pasivo millonario y deuda post-concursal.

Por su parte, DOBLE AMARILLA pudo averiguar que dos grupos empresarios mexicanos con currículum frondoso en los clubes de su país han averiguado por la situación de Racing para iniciar una experiencia similar a la del Grupo Pachuca con Talleres.

¿Qué los seduce? La provincia, su vínculo con el fútbol, disponer de un estadio propio y otro que se puede utilizar mediante gestión (el Kempes), una base importante de hinchas, rivalidades marcadas e inferiores con prestigio. En síntesis: empezar muy por arriba de cero.

Rubín detalló que el club ha recibido sondeos tanto para ser gerenciado en su totalidad como exclusivamente en el aspecto futbolístico. El juez Tale no se cierra a ninguna propuesta. Para Racing, que también cuenta con un área educativa, no poder fugarse de los Torneos Federales se volvió una suerte de corset que no lo deja respirar. Los gastos en los traslados, las imposibilidad de mantener un plantel y hasta de pensar su futuro en tiempos y formas concretas  derivan en un combo que lo erosiona más allá de la fidelidad de sus seguidores.

Parte de su deuda está estructurada para ser cancelada en ocho años, en tiempos en los cuales cumplirá su centenario de vida. Tiene acreedores privilegiados como la AFIP y ha logrado solucionar demandas muy importantes bajo la gestión de Rubín, entre ellas la iniciada por Luis Islas, campeón del mundo en México 1986 y ex DT de la institución, pero necesita ingresos que marquen la diferencia.

Es por eso que Racing de Córdoba no solo está atento a la creación del marco legal para la llegada de las SAD, sino que se ve seducido y las espera pese a que ya fue gerenciado a comienzos de siglo por Fútbol 10 S.A., una firma vinculada al empresario Jorge Petrone, en una gestión que no resultó satisfactoria.  Con la salida de la empresa en 2006, el club vio sus deudas en alza y sufrió la pérdida de un predio. Aún con esos antecedentes, hoy se ilusiona con el aterrizaje de inversores para volver a ser lo que fue a fines de los ’70 y principios de los’80: esa Academia que peleaba títulos de Primera División y nada le tenía que envidiar a su homónima de Buenos Aires, aún cuando la aparente solución se parezca, al menos de lejos, a parte del problema del cual hoy lucha por escapar.