(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Fue una noche fría, típica de esta época del año. Fue un partido trabajo, como suelen ser los clásicos. Fue en un Mundial. Fue un empate opaco, y sin nada que destacar. Fue un Argentina – Brasil, en 1978, sin goles. 

El partido se jugó el 18 de junio de ese año, en la cancha de Rosario Central, y terminó 0-0. Para Argentina jugaron Fillol; Olguín, Galván, Passarella, Tarantini; Ardiles, Gallego, Kempes; Bertoni, Luque y Ortiz. Luego, ingresaron Villa (por Ardiles) y Alonso (por Ortiz). El encuentro formó parte de la segunda fase del Mundial 1978, en el grupo que compartían con Polonia y Perú. El primero de cada grupo (el otro estaba integrado por Italia, Holanda, Alemania Federal y Austria) iba a la final, y el segundo iba al partido del tercer puesto. Este empate, y el siguiente triunfo brasileño ante los polacos, puso a la Selección en una posición incómoda: tenía que ganarle a los peruanos por cuatro o más goles, pero eso será para otro capítulo.