La última vez que estuvo cerca: la aventura argentina en Brasil 2014, un combustible para lo que viene
En pocos meses, se cumplirán ocho años de la última gran actuación del seleccionado en un Mundial. Fue en el país más grande de Sudamérica, donde un grupo comandado por el profesor Alejandro Sabella y con un Lionel Messi determinante supo cosechar triunfos históricos. Un combinado que tenía una columna vertebral inamovible y un plantel que dejó todo por poner al país en lo más alto del Planeta Fútbol. Tras aquella frustración ante Alemania, el rival de siempre, sumado a la muerte de Julio Humberto Grondona, el proyecto se desmoronó e incluso el capitán renunció al seleccionado nacional. Un repaso.
Todo año mundialista nos lleva a rememorar viejas épocas, algunas buenas y otras no tanto. La que se va a repasar está dentro de las primeras: se trata de la actuación de la Selección Argentina en Brasil 2014. Un Mundial que quedará marcado para una generación que recién pudo sacarse la espina seis años después, con una Copa América memorable. A continuación, Doble Amarilla te muestra al detalle el momento en el que estuvimos cerca de la gloria.
El viaje a Brasil, sin escalas
El camino a aquella Copa del Mundo del 2014 inició algunos años antes. Tras la estrepitosa eliminación de la Copa América 2011 disputada en nuestro país, bajo el mando de Sergio ‘Checho’ Batista, el seleccionado argentino debía refundarse. Allá fue con tal cometido un tal Alejandro Sabella, un entrenador que venía de llevar a Estudiantes a la final del Mundial de Clubes ante uno de los mejores equipos de la historia, el Barcelona de Pep Guardiola.
Pachorra debutó en septiembre de ese mismo año en un amistoso ante Venezuela, que fue victoria para la Albiceleste. El gol fue de un joven Nicolás Otamendi y el capitán de ese equipo, el 10 del Barcelona en ese entonces, Lionel Messi.
Un mes más tarde, comenzarían las Eliminatorias para ir al Mundial. Argentina tenía la obligación (de siempre) de estar en la próxima cita, teniendo en cuenta que precisamente Brasil era el anfitrión y ya estaba clasificado.
El debut fue auspicioso: 4-1 ante Chile en el Monumental. Sin embargo, nada aseguraba que el camino fuese fácil. Unos días más tarde, la Selección caía ante Venezuela como visitante. Aunque fueron unas Eliminatorias atípicas, porque Brasil no formó parte de las mismas, Argentina no desentonó y en ningún momento bajó del tercer puesto. Logró un par de goleadas importantes, aunque no logró vencer a Bolivia ni de local ni de visitante.
Dos años después del debut de "Pachorra", Argentina logró clasificarse al Mundial. Fue el 10 de septiembre de 2013, en la décimo sexta-fecha de las Eliminatorias tras vencer 5-2 a Paraguay en Asunción. La Selección Argentina terminó la etapa clasificatoria en la primera posición, con 32 unidades, 35 goles a favor y 15 en contra.
Aquel proceso clasificatorio permitió que Alejandro Sabella sume a varios futbolistas a las filas del seleccionado argentino. Uno de los más significativos era José María Basanta, un jugador que el DT había dirigido en Estudiantes y que tras el Mundial partió al fútbol europeo desde el Monterrey.
Más allá de que muchos nombres se sumaban a las filas del combinado nacional, la base del seleccionado seguía firme con un ataque realmente temible. Agüero, Higuaín y Messi. Jerarquía pura. Entre los tres, sumaron 105 goles en la temporada 2012/13, contabilizando los anotados con sus clubes y con la Albiceleste.
El 6 de diciembre de 2013, se realizó el sorteo para determinar los grupos. A la Selección le tocó una zona que no parecía especialmente difícil. Uno era Bosnia y Herzegovina, una selección del este europeo que debutaba en los mundiales con la figura de Edin Dzeko, compañero precisamente de Kun’Agüero en el City. Además, un viejo conocido como Nigeria, que ya había compartido grupo con Argentina en tres de las cuatro ediciones anteriores a Brasil 2014. Completaba Irán, un seleccionado que jamás superó la fase de grupos de un campeonato del mundo.
Todo listo, se encendía una nueva ilusión
A poco menos de dos meses para el inicio del campeonato del mundo, Sabella entregó una lista preliminar de 30 jugadores. Si bien habían formado parte del proceso, se quedaban afuera Nicolás Otamendi, Ever Banega y Gabriel Mercado, entre otros, de la lista definitiva de 23 futbolistas.
Sergio Romero, Mariano Andújar y Agustín Orión fueron los arqueros. Ezequiel Garay, Martín Demichelis, Jose Basanta, Hugo Campagnaro, Federico Fernández, Marcos Rojo y Pablo Zabaleta, los defensores. Fernando Gago, Lucas Biglia, Ángel Di María, Enzo Pérez, Maximiliano Rodriguez, Augusto Fernández, Ricardo Álvarez y Javier Mascherano, los mediocampistas. Lionel Messi, Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Rodrigo Palacio y Ezequiel Lavezzi eran los atacantes.
Con el plantel conformado, el combinado nacional hizo base en la Ciudad de Belo Horizonte. El Centro de Entrenamiento Cidade do Galo, propiedad y casa del club Atlético Mineiro, se conformaría como lugar de entrenamientos y hospedaje.
El 15 de junio, en el Estadio Maracaná, debutó la Albiceleste ante Bosnia y Herzegovina. Aquella tarde, Sabella decidió alinear a Romero, Zabaleta, Campagnaro, Fernández, Garay y Rojo, Maxi, Mascherano, Di María, Messi y Agüero. Fue 2-1. Argentina se puso rápidamente en ventaja con un gol en contra de Kolasinac a los tres minutos de juego. Sin embargo, tuvo que esperar hasta los 20' del segundo tiempo para que Messi aumentara la diferencia (con un gol muy recordado). Con el resultado a favor, los dirigidos por Sabella se relajaron e Ibisevic descontó a cinco minutos para el cierre. Fue victoria, pero el DT no se fue convencido por el dibujo y el rendimiento. Y se envolvió de críticas mediáticas.
Seis días más tarde, con un esquema formado por cuatro defensores, tres mediocampistas y tres delanteros, Argentina enfrentaba a Irán. Romero, Zabaleta, Fernández, Garay, Rojo; Mascherano, Gago, Di María; Agüero, Higuaín y Messi fueron los once iniciales. La Albiceleste intentó durante los 90' por todos los medios abrir a una defensa iraní compacta y muy fuerte en el juego aéreo. El mejor del mundo frotó la lámpara en el segundo minuto de adición y clavó un zurdazo al segundo palo para marcar el 1-0 definitivo.
Puntaje ideal, clasificación a octavos de final y, sobre todo, el funcionamiento del equipo empezaba a regar la ilusión, que iba creciendo lenta pero firme.
El 25 de junio, en Porto Alegre y otra vez ante un escenario colapsado de camisetas albicelestes, Argentina, con los mismos que ante Irán, cerraba la participación en el Grupo F. Fue ante un viejo conocido, Nigeria. Terminó 3-2 para los de Sabella en un muy buen partido. Leo Messi adelantó al combinado nacional a los tres minutos de juego, pero Musa igualó las acciones en la jugada siguiente. Volvería a aparecer el 10 antes del cierre del primer tiempo para desnivelar nuevamente el marcador.
Aguerridos como siempre, los nigerianos no se dieron por vencidos y apenas comenzó el segundo tiempo Musa apareció otra vez para poner el empate. Un par de minutos más tarde, apareció Marcos Rojo de cabeza y con algo de fortuna para sentenciar el marcador.
Ahora si, el pasaje a octavos era con puntaje ideal.
A matar o morir
Con la llegada del mes de julio, Argentina iniciaba su camino en la etapa definitoria del Mundial. La ilusión era enorme, pero el pasado reciente no permitía soñar demasiado. El combinado nacional había sido eliminado en los últimos dos campeonatos del mundo por Alemania en cuartos de final.
El primer escollo que había que superar en busca de la gloria era Suiza, en octavos de final. El conjunto europeo había terminado segundo en el Grupo E. El escenario de este duelo era el Arena de San Pablo y los argentinos nuevamente eran mayoría en las tribunas.
Sabella proponía un solo cambio con respecto al once inicial de los últimos dos partidos: Pocho Lavezzi en lugar de Kun Agüero.
Fue cerrado 0-0 entre la Albiceleste y los europeos, con varias oportunidades de gol desperdiciadas. La magia del 10 no apareció sobre el final como ante Irán y el tiempo suplementario llegó. Nervios, ansiedad y pocas uñas para comerse a esa altura de la fresca tarde.
Pero poco importó el frío cuando a los 118' de juego, tras una gran jugada colectiva, Messi habilitó de manera magistral a Fideo Di María, que entraba sin marca por la derecha del ataque y definía magistralmente de zurda al segundo palo para darle la victoria al conjunto nacional. Golazo y clasificación a cuartos.
El 5 de julio, Argentina debía jugar ante Bélgica por los cuartos de final, la fase donde había sido eliminado en Alemania 2006 y en Sudáfrica 2010. El conjunto belga, con Fellaini, Courtois, Kompany, De Bruyne y Lukaku, aparecía como un rival de temer. Sabella dispuso el ingreso de Biglia en lugar de Gago, de Demichelis en reemplazo de Federico Fernández y de José Basanta por Rojo con respecto a los partidos anteriores.
El partido, contrario a lo ocurrido con Suiza, se destrabó rápido. A los 8' de juego, Messi arrancó por el centro del campo, se la dio a Di María que intentó enviar un centro que se desvió en la defensa rival e Higuaín, ni lerdo ni perezoso, aprovechó el rebote para definir de primera.
A pesar de la ventaja en el marcador, Argentina jamás se relajó ante un rival muy duro que cortaba constantemente con infracciones. Finalmente fue 1-0 y clasificación a semifinales tras 24 años. No todo fue alegría por el pase a la siguiente fase, porque a los 33' de partido Ángel Di María sintió una molestia en su pierna derecha. Tras los estudios, se confirmaba una distensión. Argentina perdía a uno de sus futbolistas más determinantes de cara a las semifinales.
Pocos feriados nacionales serán recordados como aquel 9 de julio de 2014. La tarde fría de invierno encontraba a todo el país frente al televisor. Argentina jugaba las semifinales de un mundial por primera vez en 24 años, tras aquella inolvidable con Diego y Goyco ante Italia en el Mundial 1990 en los penales. El rival: Holanda.
Argentina regresaba al Arena de San Pablo tras el duelo ante Suiza. El reparto en las tribunas ya no marcaba superioridad celeste y blanca. Para colmo, miles de brasileños presentes hacían fuerza por el rival de turno. Como contra Bélgica, fue un partido duro, pero más dinámico y sin tantas infracciones. Ambos seleccionados estuvieron muy cerca de abrir el marcador en los 90' reglamentarios y en los 30' de suplementario, pero ninguno pudo. Fue 0-0 y a lo penales.
Aquella tarde será recordada porque en el medio de la preparación para la definición, Javier Mascherano se paró frente a Sergio 'Chiquito' Romero y le repitió varias veces ''Hoy te convertís en héroe", una frase que quedó marcada a fuego en el arquero y en la memoria colectiva.
Pocos minutos después, Argentina se clasificaba a la final de la Copa del Mundo tras vencer en los penales 4-2. Chiquito no falló y se convirtió en el héroe de la noche como había predecido el volante central. Le tapó los penales a Ron Vlaar y a Wesley Sneijder. Maxi Rodríguez fue el encargado de marcar el cuarto y definitivo para la albiceleste. Finalistas, 24 años después.
La final del mundo, una espina que quedará clavada en el corazón
El 13 de julio, llegaba la tan ansiada y anhelada final del mundo. La ilusión ya desbordaba por todos lados y el sentimiento era imparable. Poco importaba que en frente estuviera Alemania, el verdugo en las dos últimas citas mundialistas y el vencedor en Italia 1990.
Los teutones llegaban a la definición como los grandes favoritos, tras vencer al anfitrión Brasil nada más ni nada menos que 7-1, un resultado y un partido que también quedó grabado en la memoria colectiva. Los goles del equipo europeo caían uno atrás del otro ante la incredulidad brasileña y del mundo del fútbol.
Ambos equipos presentaron su once inicial sin grandes cambios con respecto a sus semifinales. Antes de empezar, una de las piezas claves de los germanos, Sami Khedira, se lesionó el muslo derecho en la entrada en calor y fue reemplazado por Kramer.
El mediocampista fue protagonista de la primera situación extraordinaria del partido cuando, a los 17' de partido, chocó cabezas con Ezequiel Garay dentro del área. Fue revisado inmediatamente por los médicos, que permitieron que siga jugando. Sin embargo, catorce minutos después, se desplomó en el suelo y fue reemplazado por André Schürrle.
Higuaín tuvo la oportunidad más clara de la primera mitad, pero su tiro se fue apenas desviado luego de ser habilitado por un cabezazo mal calculado de Toni Kroos. Luego anotó un gol invalidado por fuera de juego. Tal vez, el gol anulado más gritado de la historia de los mundiales.
Messi tuvo la oportunidad más clara del segundo tiempo luego de una gran jugada colectiva. El 10 definió y la pelota se fue rozando el palo. A día de hoy, parece que pasa cada vez más cerca.
Lo más recordado de aquella segunda etapa y que vuelve a la memoria frecuentemente (desde la llegada del VAR) fue el choque entre el arquero alemán Manuel Neuer e Higuaín, a los 56'. El Pipa quedó tendido en el suelo, pero el árbitro italiano Nicola Rizzoli cobró falta a favor de Alemania.
A dos minutos del final del partido, el DT alemán mandó a la cancha a Mario Gotzë en lugar del goleador de la historia de los mundiales Miroslav Klose. Un antes y un después en el partido, que tras los 90' reglamentarios terminó estaba 0-0.
Durante el tiempo suplementario, Rodrigo Palacio ejecutó un disparo que pasó sobre el arquero Manuel Neuer. Otra frase que quedará en la retina futbolera: 'Era por abajo, Rodrigo'
En el minuto 113, Götze anotó el único gol del partido, tras recibir un centro de Schürrle desde el extremo izquierdo del campo, bajando el balón con el pecho y disparando con la pierna zurda. Ante la tardía salida de Sergio Romero. Gol y desolación total.
En la última jugada del partido, con todas las almas pegadas al televisor, sin uñas y rezando a todas las creencias, Messi tuvo un tiro libre de larga distancia, pero el balón pasó por encima del travesaño.
Fue victoria para Alemania por 1-0. Fue la última vez que Argentina estuvo cerca de traerse la Copa del Mundo. La pregunta es, ¿quién nos quita la ilusión de verlo a Leo levantándola en Qatar?.