Su carrera tuvo un momento inolvidable al dar la vuelta olímpica con Independiente en el mítico Estadio Maracaná. El destino también lo llevaría a jugar en Racing, su clásico rival. Sin embargo, ese cruce de vereda queda chico al lado de su elección post retiro: terminó viviendo en una selva.

La historia de Roberto “Nuno” Molinas está llena de momentos interesantes. De estar 14 años dedicado de lleno al fútbol profesional, pasó a alejarse por completo de la actividad y vivir en contacto con la naturaleza, el mar y los animales en la selva mexicana de Tulum.

"Nuno" Molina en la selva de Tulum.
"Nuno" Molina en la selva de Tulum.

¿Qué hace ahí Molinas? Viajó a esa zona turística de México con el objetivo de instalar la primera ciudad autosustentable solar. “Estoy en Tulum. Le decimos la selva, pero no es que estoy metido en la selva amazónica porque no estoy preparado ni es algo que siento. Pero este es un lugar maravilloso. A ocho minutos de la playa, del caribe mexicano. Es un lugar maravilloso energéticamente", comentó en una entrevista en el año 2020.

"Nuno" confiesa que hubo períodos de seis meses en los que estuvo trabajando en el fútbol, porque todavía le tienta la pelota. No obstante, estaba muy enfocado en su proyecto. "Queremos hacer tipo una ciudad con la proyección de que sea autosustentable, pero por el momento es sostenible. Tratamos de volver a conectarnos un poquito con la tierra, con la naturaleza", explicó.

Roberto “Nuno” Molinas, ex Independiente y Racing

Jugó en Independiente, en Racing y terminó viviendo en una selva

Mediocampista talentoso, fue parte de la histórica conquista de la Supercopa 1995 con el "Rojo" ante Flamengo en el Maracaná. Molinas fue titular en la victoria 2-0 en la Doble Visera y también en el partido que definió el título en el mítico estadio, donde el “Rey de Copas” perdió 1-0 y se consagró con un global de 2-1.

En el 2003, volvió al país tras cinco años de carrera en el exterior. Firmó en Racing, donde jugó pocos partidos y fue dirigido por Ángel Cappa, en un paso sin pena ni gloria. Al año siguiente cerró su carrera en Ferro, club que lo había visto nacer futbolísticamente.