Empiezan a aumentar levemente los casos de miocarditis post coronavirus en los jugadores de fútbol argentino. El primer caso había sido el de Edwin Cardona, hoy titular sin problemas en la Selección de Colombia y en Boca. Ahora, se suma el caso de Leonardo Ponzio, emblema de River. Previamente, el chileno Paulo Díaz también sufrió de esta condición y se perdió las fechas de Eliminatorias y la propia Copa América. En esta nota, Doble Amarilla recopiló la voz de diversos especialistas que explican qué es la miocarditis, cómo se produce, dónde afecta y porqué hay que prestarle atención especial a los atletas de alto rendimiento.

“La miocarditis es una inflamación del músculo cardíaco y se produce por varios motivos, pero en general es a través de una infección, como el caso del coronavirus o el influenza (virus de la gripe)”, define Norberto Debbag a Doble Amarilla, médico deportólogo y caridiólogo.

“Es una enfermedad infecciosa que se transmite desde un virus que lo que hace es diseminarse en el organismo y fundamentalmente en los pulmones, aunque puede generar otros problemas. Es la inflamación del miocardo, que es el músculo del corazón, encargado de contraerse de manera rítmica y bombear la sangre”, profundiza Alberto Asenjo, ex presidente del Comité de Cardiología del Ejercicio.

Los síntomas comunes de este problema físico se manifiestan principalmente en dolor de pecho, taquicardia, cansancio y en algunos casos con cuadros de fiebre. En cuanto a la influencia del coronavirus, los expertos sostienen que todavía no hay estudios desarrollados de si este virus puede ser más problemático que la gripe, aunque los primeros informes no arrojarían resultados del todo alentadores.

A pesar de la poca evidencia, algunas investigaciones sostienen que, del total de deportistas infectados por covid-19, ya sean pacientes asintomáticos o con leves manifestaciones, sólo en un porcentaje menor al 15% se vieron cuadros desarrollados de miocarditis. En algunas situaciones, incluso, se confirmó que se trataba de una leve inflamación denominada “edema”.

Entonces, ¿cómo se comprueba si un futbolista tiene miocarditis? Debbag argumenta que se tienen que cumplir varios criterios, sumado a las pruebas obligatorias de los electrocardiogramas. También considera importante el resultado del “ecocardiograma”, donde se comprueba si hay una disfunción en el ventrículo izquierdo, la porción del corazón con mayor cantidad de tejido muscular. “Este es el síntoma más importante, sumado a si se comprueba que hay una arritmia cardíaca”, agrega el especialista.

La miocarditis, un cuadro que también genera preocupación en los runners

Las pruebas de laboratorio suelen ser también un respaldo importante para aseverar el estado de salud del atleta. Debbag informa que la prueba de “troponina” es otro factor a considerar en los estudios generales. Se trata de una proteína de gran peso molecular que se ubica en el “sarcoplasma” de las fibras de los músculos estriados, entre el músculo cardiaco y el esquelético.

Tanto Debbag como Asenjo coinciden en que si se cumplen todos estos criterios, el futbolista debe tener un importante proceso de recuperación de entre tres y seis meses, acompañado de diversas pruebas rutinarias y con la imposibilidad de realizar actividades deportivas de mediano y alto rendimiento deportivo. No es menor aclarar que existieron algunos casos de muerte súbita en varios deportistas que no tuvieron los controles adecuados o que no eran conscientes de su cuadro de salud.

“En el caso de una miocarditis se puede salir a caminar o hacer actividades de baja intensidad, pero no puede correr ni hacer actividades que tengan actividad de moderada para arriba. Si efectivamente es una miocarditis, no debería poder realizar actividad física de alta competencia por varios meses”, sostiene Debbag.

“La miocarditis clásica tiene un proceso de inflamación que con el tiempo se va resolviendo, y puede suceder que la misma desaparezca y no deje secuelas. Pero también puede dejando secuelas, como focos de fibrosis o pedazos de tejidos miocardios que dejan de estar vivos y forman cicatrices. Eso se ve con el tiempo y diferentes estudios. Si el paciente evoluciona bien, hablamos de miocarditis no por covid-19, sino por otros virus. El deportista recién va a estar en condiciones no antes de los cuatro o seis meses, donde nos aseguramos de que no tiene chances de evolucionar hacia una enfermedad más grave, como la dilatación del corazón o casos de arritmia”, explica Asenjo.

En la misma línea, el último especialista sostiene que “todavía es prematuro poder dar diagnósticos acertados sobre la incidencia del coronavirus sobre cuadros miocardios”, pero entiende que la comunidad científica está detectando una cierta conexión entre el virus y la miocarditis. También remarca que muchos futbolistas terminan descubriendo que tenían un problema preexistente y que se terminó manifestando físicamente con mayor lentitud.

La importancia de someterse a una prueba de esfuerzo

En cuanto al “edema”, que es también lo que sospechan en el cuerpo médico de Boca, se trata de una “inflamación” en el tejido de los músculos que no necesariamente desemboca en un cuadro miocárdico.

“Si es un ligero edema, quiere decir que no hay daño en el músculo, porque las troponinas son normales y los otros resultados lo mismo. El problema es cuando se reúnen muchos criterios negativos”, advierte Debbag.

En síntesis, los expertos aseguran que han existido casos de futbolistas que prematuramente han sido diagnosticados de miocarditis. Sin embargo, ven positivo que haya un resguardo y se sigan desarrollando pruebas para terminar de ver cómo evoluciona físicamente el atleta.

“Uno lo va siguiendo con resonancia magnética y pruebas de sangre, para ir viendo su evolución. Y cuando los indicadores mejoran, se van haciendo pruebas de fuerza de forma regulada. Esto es siempre y cuando las pruebas muestren una mejora del cuadro”, concluye Debbag.

“No hay que mirar solamente si se sufre o no de miocarditis, sino que se tiene que hacer un estudio completo del futbolista, para saber cómo es su estado general y qué grado de estrés orgánico tiene. Porque la miocarditis, que puede ser muy leve, puede provocar un desenlace mucho más grave. Se está viendo que el coronavirus provoca una respuesta inflamatoria muy grande y a veces muy prolongada. No es cuestión del alta para decir ya está, porque podes quedar muchos meses más débil en términos inmunológicos”, completa Asenjo.