Jugó con Riquelme en el Villareal, fue verdugo de Barcelona y ahora es fisicoculturista
Supo ser uno de los jugadores más importantes de la liga española hace más de 20 años y ahora su vida cambió radicalmente.
José Mari dejó su marca en el fútbol europeo, pero su historia tomó un giro inesperado lejos de los estadios. El atacante español, que compartió vestuario con Juan Román Riquelme en el Villarreal, brilló durante cuatro temporadas en el “Submarino Amarillo”, equipo con el que alcanzó semifinales de Champions League y conquistó dos Copas Intertoto. Tras su retiro, es fisicoculturista.
Su nombre también resuena por una actuación memorable ante el Barcelona, cuando marcó un gol jugando para el Milan en un vibrante empate 3-3 en la fase de grupos de la Champions League. Aquel tanto lo inmortalizó como uno de los verdugos inesperados del equipo catalán en Europa.
Sin embargo, tras colgar los botines a los 35 años, José Mari tomó otro camino: cambió los botines por las pesas y se volcó de lleno al fisicoculturismo. Hoy luce una imponente musculatura y comparte en redes sociales su transformación física.
“De futbolista a montaña de músculo”, se define él mismo. Su evolución sorprende tanto como su paso por el campo: una vida de desafíos, goles y ahora, de disciplina y entrenamiento extremo.
José Mari y su desembarco en el fisicoculturismo
Tras una extensa carrera en el fútbol europeo, José Mari decidió retirarse en 2013 mientras jugaba en el Xerez, luego de sufrir una lesión en uno de sus aductores. Aunque le restaba un año de contrato, optó por ponerle fin a su etapa como profesional. Sin embargo, lejos de alejarse de la disciplina física, encontró un nuevo rumbo.
El “Samurai”, como lo apodan, se convirtió con el tiempo en referente del fisicoculturismo y utiliza sus redes sociales para motivar a otros: “Jamás te muestres roto ante quien te rompió”, compartió.
Su proceso comenzó casi por casualidad: “Cuando dejé el fútbol en los primeros tres meses de vacaciones cogí 8 kilos y no quería estar gordito. Me apunté al gimnasio, se convirtió en una rutina y ahora es algo que forma parte de mi vida. Me hace bien, y no sólo al cuerpo, también a la cabeza. Me ayuda”, explicó al diario Marca.
Sobre su rutina de entrenamiento, detalló: “Hago fitness normal. Cada día trabajo un músculo o dos… Entreno seis días a la semana”. Y en cuanto a su alimentación: “Evito los fritos. Pero con los niños soy el camión de la basura…”. Hoy, con 100 kilos encima, reconoce con humor: “Ahora no corro ni cuando pierdo el autobús”.