Ameal, en su peor momento: sin rumbo, con fracturas internas, peleado con todo el fútbol y perdiendo cada batalla
El presidente del Xeneize pasa sus horas más complicadas al frente de la institución. Derrotas en lo deportivo, divisiones en el club y sin peso en los organismos que rigen el fútbol argentino y a nivel internacional. Cuestionamientos desde adentro de la entidad azul y oro y resquebrajamiento de las alianzas que lo llevaron al poder a finales de 2019.
Jorge Amor Ameal atraviesa su peor semana como presidente de Boca. Tras un mercado de pases flojo (sin nombres de jerarquía), el equipo comandado por Miguel Ángel Russo quedó eliminado de la Copa Libertadores. Encima, de forma injusta, con malos arbitrajes tanto en la ida como en la vuelta de octavos contra Atlético Mineiro. Pero no sólo acumula sinsabores en el aspecto deportivo, también en lo político. Fracturas entre sus aliados de CD y malas relaciones con los organismos que rigen el fútbol a nivel local y sudamericano. Un combo, complicado.
Durante la semana, en los días posteriores al partido en el que el árbitro Andrés Rojas anuló un gol de forma insólita vía VAR por una presunta falta de Norberto Briasco, Ameal hizo bajo perfil. En la vuelta, el elenco azul y oro se vio nuevamente perjudicado y se despidió del certamen continental que lo consagró en seis oportunidades.
Internamente, a Ameal le reprochan que Boca no tiene peso en Conmebol, que no se relaciona con los dirigentes del organismo sudamericano como debería y que el único que levanta el telefono ocasionalmente para mantener un puente es Juan Román Riquelme. Por lo bajo, distintas voces señalan que el presidente del Xeneize directamente "no se habla" con los dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol y que por eso no hay peso en Conmebol. Justamente lo opuesto a lo que ocurre en la vereda de enfrente, con River.
Tras la eliminación, luego de mantener una postura parsimoniosa, Ameal sí salió con los tapones de punta. Afirmó que "la gente está aburrida de que manoseen a nuestro club" y que "tal vez el problema era Boca, que había que sacarlo de competición". También se mostró en contra del VAR, que "vino para ayudar al árbitro y terminó perjudicando todo". Sus dichos, como era de esperarse, cayeron muy mal en Asunción.
En el frente local Boca perdió peso en la rosca. El presidente de Boca, desde que asumió, bombardeó a la Superliga y habló de Doble comando. Fue uno de los que dinamitó la SAF. Sin embargo, toleró la creación de la nueva Liga Profesional con Marcelo Tinelli a la cabeza. Cuando empezó el distanciamiento entre Tapia y Tinelli, el presidente de Boca se recostó sobre Chiqui. Desde ese momento, empezó a ningunear y torpedear a la LPF en cada oportunidad que pudo. Esta semana lo volvió a hacer tras el periplo de Boca en Belo Horizonte. En declaraciones televisivas sostuvo que, durante el difícil momento atravesado en Brasil, hubo "acompañamiento del presidente de AFA, Claudio Tapia, de Pablo Toviggino, desde lo humano, junto con el embajador Daniel Scioli". Acto seguido, manifestó que "ningún miembro de la Liga se comunicó con nosotros". El jueves, a su vez, Boca sacó un comunicado asegurandoo que Marcelo Tinelli, titular de la Liga, había notificado verbalmente de la suspensión, lo cual fue desmentido poco después. Esto provocó la reacción del titular de la Liga que dijo que llamó a Ameal y que nunca le contestó los mensajes y los llamados. Además, desmintió haberle prometido que se iba a postergar el encuentro contra Banfield.
Con AFA la relación es cordial, aunque tampoco en Viamonte se van a inmolar por el presidente de Boca. En este conflicto, Tapia se mantuvo al margen de manera prudente y sólo envió mensajes conciliadores para que el conflicto no escale. Chiqui sabía que con el nuevo estatuto de la Liga, es potestad del ente de Puerto Madero decidir sobre la suspensión o no de un encuentro.
Pero no sólo se peleó en una semana con Conmebol y con la Liga, también, imprudentemente, desafió al Gobierno nacional. En el comunicado publicado por Boca el día jueves, hubo una flagrante afrenta a las autoridades nacionales. En el texto, advertía que iba a testear a sus jugadores y, si los PCR daban negativos, iban a presentar a los titulares. Así intentó forzar una decisión a favor de la creación de un corredor sanitario. En Boca aseguran que el jueves habían tenido la venia por parte del ministro de Deportes, Matías Lammens, respecto a esa posibilidad. Sin embargo, voceros del ministro lo desmienten. El viernes la película cambió. La ministra de Salud, con el aval del presidente Alberto Fernández, rechazó de manera contundente ese beneficio. Era la tercer batalla que perdía Boca en una semana.
Su vínculo con el gobierno nacional es Sergio Massa, quien sólo le recomendó que defienda a Boca. Pero esa carta fue demasiado. En Balcarce 50 cayó pésimo. "No puede desafiar así. No es la manera de gestionar. Esa prepotencia hizo que no hubiera ninguna chance de un beneficio", reconocé una alta fuente del Ejecutivo quien le había anticipado el viernes bien temprano a este medio que le iban a rechazar el corredor sanitario.
A esto hay que sumarle un dato clave: la mayoría de los dirigentes no digieren a Ameal y a sus formas. Algo dejó entrever ayer el presidente de Atlético Tucumán y diputado, Mario Leito, al pedir que "Boca participe más". No son solo los dirigentes de la Mesa de la Liga los que están cansados de la pirotecnia mediática del mandatario xeneize, sino también sus pares. "No puede ser que nunca venga a una reunión y sólo hable en los medios. No construye nada. En la Liga y en AFA hay dirigentes que trabajan todos los días para Boca y para todos los clubes, no se entiende por qué busca destruir todo", dice uno de sus pares que curiosamente había tenído una postura contemplativa respecto a la postergación de los encuentros.
La mala relación y el poco peso en la Liga es tal que muchos clubes empezaron a pedir que se reviertan algunos beneficios económicos que Boca había logrado en la época de Angelici. Esa puede ser la próxima batalla que pierda Boca.
Como ya informó Doble Amarilla, Ameal también tiene un caos interno y fragmentaciones en la CD. Los primeros cruces y cortocircuitos se dieron a penas asumió. Hubo, luego, un punto de inflexión con la renuncia de Mario Pergolini. A partir de ahí, se dinamitaron los acuerdos que llevaron al actual oficialismo al poder y hasta algunos que "pusieron el cuerpo" para la campaña de 2018 por Ameal deslizan que han perdido la confianza.
De hecho, desde hace cinco meses, hay reuniones cada vez más frecuentes y con más heridos. Esos encuentros se repiten de forma religiosa cada cinco días y suman cada vez más adeptos, con la excusa de generar proyectos para Boca. En realidad, aparecen como una catarsis política sobre la actualidad del presidente del Xeneize.
Las recriminaciones parten de que Ameal no cumple con "ninguno de los acuerdos de base" que esgrimió en campaña y cada vez destruye más las alianzas que lo llevaron al sillón presidencial de Brandsen 805. También hay mucho descontento con el reparto de algunos cargos que no se dieron. La gota que rebalsó el vaso fue el intento de desplazar de la Asamblea de Socios a José Luis Palazzo.
Algunos, inclusive, se preguntan si Ameal está en condiciones de manejar el club. En la misma línea, se consultan si "está en sus cabales", ya que afirman que mantiene una postura combativa incluso con quienes lo acompañaron al poder y que destruyó el circuito de alianzas que se había construido en poco más de un año de gestión.
Hoy por hoy, Ameal se recuesta en un círculo muy pequeño conformado por 4 colaboradores: el secretario general Ricardo Rosica, el responsable del Departamento de Obras Carlos Navarro, el de Deportes Amateurs Martín Mendiguren y el de Relaciones Institucionales, Alejandro González. El rescatado por las voces en off es Rosica, a quien observan "activo y con buenas relaciones". Pese a ello, observan que actúa en soledad y que se deja llevar por Ameal.
Lo que más preocupa en el mundo xeneize es que Ameal, encima, pierde todas las "batallas"; pelea con Conmebol y cae mal en el organismo. Confronta con la Liga y le sacan a relucir el reglamento. En AFA, pese a su relación, no consigue peso. Y sumó un desafío al Gobierno, cuyo único vínculo es Sergio Massa, que no se metió en la novela por la postergación de los cruces con Banfield y San Lorenzo.
Ameal considera que las grietas del oficialismo se relacionan con un operativo desgaste que lleva adelante la oposición encabezada por Daniel Angelici. En los pasillos de Brandsen 805, no obstante, consideran que las tensiones son responsabilidad del propio presidente de Boca. A lo lejos, en el horizonte, aparecen las elecciones del 2023, con un panorama cada vez más incierto en el frente oficialista.
Hoy, en su peor semana, Ameal no para de abrir frentes y perder en la rosca. Conmebol, La Liga, tensión con el Gobierno, frente interno. En Boca muchos se preguntan si reflexionará y se abrirá al resto de la CD o seguirá encerrado. Casi ninguno cree que haya un cambio de rumbo.