Un arranque de año violento para el fútbol argentino: los numerosos escándalos con las barras de por medio
La violencia se replica, una y otra vez, a lo largo y ancho del territorio nacional y el fútbol doméstico no es la excepción. Con la Provincia de Buenos Aires como principal foco de conflicto, repasamos todos los hechos que sacudieron a los clubes en (casi) todas las categorías y que obligan a la Justicia a actuar en tiempo récord para tratar de frenar un flagelo que continúa su crecimiento de manera exponencial en los últimos años.
La violencia se apoderó de nuestro fútbol hace años y no parece tener una solución rápida, duradera y confiable a la vista. Y este 2024 comenzó de la peor manera en este sentido.
Lamentablemente, para los amantes del fútbol argentino se volvió una costumbre observar los partidos sin hinchadas visitantes viajando a alentar a su equipo en territorio foráneo. De hecho, una nueva generación de simpatizantes, menores de 20 años, entonan fin de semana tras fin de semana canciones pensadas y escritas en los años ochenta y noventa donde los propios hinchas alardeaban por “batallas” ganadas en territorio hostil.
Sin embargo, los hechos de violencia se siguen suscitando casi de manera semanal y ya sin la presencia del rival, sino entre propios grupos antagónicos que en algunos casos “conviven” en la misma tribuna.
El domingo 28 de enero, en la previa del inicio de la Copa de la Liga, una facción de la barra oficial de River y una facción de la disidente se cruzaron a la altura del Puente Labruna.
El hecho ocurrió cuando alrededor de 30 personas, quienes responden a “Ale de Budge" y se encuentran con derecho de admisión, emboscaron a otro grupo de barras, pero en este caso pertenecientes a la oficial, que caminaba por la autopista.
Según relataron varios testigos, los agresores de la facción disidente se bajaron de un colectivo de línea, directamente a pelearse con el otro sector. La secuencia incluyó enfrentamientos con palos, piedras, cuchillos y otras armas blancas que fueron secuestradas por la Policía de la Ciudad cuando logró repeler el conflicto.
Menos de una semana más tarde, y luego de algunos meses de receso, el primer fin de semana de febrero se produjo la reanudación de los torneos de ascenso de nuestro fútbol y, en menos de 48 horas, dos personas perdieron la vida en medio de dos internas barrabravas.
El sábado 3, un hincha de Chacarita, identificado como Jorge Daniel Duran, de 43 años, murió apuñalado en medio de una pelea entre las barras bravas por el dominio de la tribuna de la calle Gutiérrez. El hecho se dio al término del primer tiempo del duelo que el “Funebrero” disputaba contra Deportivo Maipú de Mendoza.
Casi a la misma hora del mismo día, y a unos cuantos kilómetros de distancia dentro de la Provincia de Buenos Aires, las dos facciones antagónicas de la barrabrava de Cañuelas, "La 16" (facción oficial) y “La Banda de Matute” (disidentes), protagonizaron un duro enfrentamiento casi cuerpo a cuerpo cuando los seguidores de “Matute” quisieron retomar el control de la tribuna. Este conflicto obligó el despliegue de las fuerzas de seguridad dispuestas para el operativo y el Grupo de Apoyo Departamental (GAD).
El cotejo ante Midland fue suspendido por el juez Gabriel Gutierrez pese a que se esperó 40 minutos a que se calmen los conflictos que había en las afueras. La disputa entre las barras se inició 16.55 horas (el encuentro estaba pactado para las 17), cuando se cerró el portón de ingreso a la tribuna popular. Allí entre 30 y 40 violentos quedaron adentro, mientras que el resto quedó afuera. Producto del conflicto, tres policías resultaron heridos.
Menos de 24 horas después, se registraron serios incidentes en la previa del partido entre el Gimnasia y Esgrima de Mendoza y Defensores de Belgrano por la primera fecha de la Primera Nacional. A pocos metros del estadio Víctor Legrotaglie, se enfrentaron a tiros y piedrazos dos facciones de la barra del “Lobo: Los del barrio “San Martín” frente a los del ”Jesús Nazareno". ¿El saldo? Un hincha fallecido, uno en estado grave y varios con golpes. El partido demoró su comienzo pero se jugó igual.
Aquel fin de semana de furia tendría su colorario cuando Jorge Daniel Durán, el hincha de Chacarita asesinado en el estadio San Martín durante una pelea interna de la barra brava, fue despedido por una multitud de simpatizantes, su familia y amigos dentro del propio campo de juego.
Durante el tercer fin de semana de este mes, las alarmas volvieron a encenderse cuando se viralizó un video en redes sociales de un grupo de simpatizantes de Laferrere, a bordo de un colectivo que se trasladaban hasta el estadio armados, blandiendo armas de fuego de diferente calibre y disparando al aire.
A partir de este accionar, la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (APreViDe) le inició una causa penal a los barras y tras doce allanamientos secuestró un auto Renault Clio, 15 teléfonos celulares, una gorra, nueve camisetas, tres shorts, dos pantalones, un gorro del club, dos redoblantes con seis palillos, un carnet de socio a nombre de Fabián Barbuto (quien está prófugo) y una fotografía en la que aparece el propio Barbuto.
Cuatro días más tarde y con la sanción a Chacarita dispuesta por el Tribunal de Disciplina y la Aprevide por el asesinato de Durán, aún vigente, el “Funebrero” se midió ante Tigre por Copa Argentina en un duelo calificado como de alto riesgo para los organismos de seguridad.
Cuando parecía que la presencia de hinchas del “Matador” ocasionaría que no se produjeran reyertas e incidentes, el partido debío ser suspendido luego de que un plateista del equipo de Victoria le arrojara una botella a Fernando Brandan, jugador de “Chaca” que resultó herido.
Inmediatamente, nuevamente el Aprevide debió entrar en acción y detuvo al responsable en la misma platea. El joven fue reconocido como Axel Iván Génes, socio de Tigre. Que fue acusado de resistencia a la autoridad e infracción a la ley N° 11929, entre otras cosas, pero recuperó la libertad 24 horas más tarde.
Todo esto sucedio en el lapso de 20 días y a una semana para la ponderada “Fecha de los Clásicos” de la Copa de la Liga Profesional, que solamente registró dos eventos en la previa del duelo platense entre Gimnasia y Estudiantes.
En el mediodía del domingo, alrededor de las 14, un llamado al 911 encendió las alarmas en el Juan Carmelo Zerillo ya que alertaba sobre la presencia de una bomba en el estadio. La policía actuó con rapidez: desalojó a los empleados y recorrió los pasillos de la cancha, con una requisa que arrojó resultado negativo.
Un par de horas más tarde, la Policía de la Provincia de Buenos Aires aprehendió a casi tres decenas de hinchas del "Lobo" que intentaron ingresar al recinto sin su entrada correspondiente ejerciendo violencia y provocando desmanes. Además, demoraron a un menor que invadió el campo de juego.
Parte de la hinchada se peleó entre sí, en pleno Parque General San Martín, mientras otro grupo atacó a un hombre que vestía una camiseta de Boca hasta dejarlo inconsciente y un hombre fue denunciado por abuso sexual contra una mujer y fue imputado. La Municipalidad de Mendoza multó al club y el Gobierno Provincial le solicito al Ministerio de Seguridad de la Nación que se le aplique el derecho de admisión a 23 simpatizantes trasandinos que cometieron delitos y contravenciones durante su estadía.
Uno de los últimos sucesos se llevó a cabo el martes por la noche, cuando un numeroso grupo de hinchas de Temperley, mientras regresaban del Estadio Ciudad de Caseros, descendió de los micros que formaban la caravana rumbo al club a la altura de la sede social de Los Andes en Lomas de Zamora y, tras algunos cánticos amenazantes, comenzaron a destrozar la fachada del edificio.
En los videos que circulan por redes sociales se puede observar como este grupo de violentos rompe con piedras y palos y botellas, los vidrios del gimnasio mientras los socios del “Milrayitas” buscaban un lugar para guarecerse de la violencia.
Solo nos queda desear, como buenos amantes de nuestro fútbol, que estos hechos se detengan y que el fútbol vuelve a ser un espectáculo, para disfrutar en familia y sin violencia.