La participación este jueves en los Juegos Olímpicos de París de la boxeadora argelina Imane Khelif ha reabierto el debate sobre la competición deportiva de mujeres con diferencias genéticas y hormonales, una discusión que viene de largo y que ha desatado una ola de transfobia contra una deportista que en ningún momento se ha identificado como trans.

La polémica tomó otro color en la jornada cuando la púgil italiana Angela Carini, rival de Khelif en la controvertida pelea, le confirmó al medio italiano La Stampa que se retira de la práctica activa del boxeo. Luego de que se le preguntara cómo seguiría tras este combate ante la argelina, la italiana fue contundente. "Digo adiós al boxeo", expresó al medio peninsular. 

Cabe recordar que cuando se le consultó por las razones de su salida del combate olímpico, relató sus sensaciones "Ya no tenía ganas de pelear después de menos de un minuto. Recibí un golpe en la nariz y perdí el equilibrio, no respiraba así que dije basta. Quería subir al ring. Pensé en mi padre, que es un ejemplo de vida para mí, y en los esfuerzos que hice para estar aquí. Para mí, estos eran mis Juegos Olímpicos y quería correr el último kilómetro", sostuvo.

La polémica saltó después de que la púgil italiana se retirara de su combate contra Khelif alegando un fuerte dolor tras los golpes de su adversaria, pero la opinión pública ha encontrado otro motivo para dicha retirada: la descalificación de la boxeadora argelina de los Mundiales de Boxeo en 2023 tras no superar un test de género, que determinó "ventajas competitivas" sobre sus rivales.

También se vio afectada la boxeadora taiwanesa Lin Yu-ting, a la que, como a Khelif, no se le sometió a un examen de testosterona, "sino a una prueba independiente y reconocida, cuyos detalles se mantienen confidenciales", según un comunicado de la Federación Internacional de Boxeo (IBA).