Gustavo Cisneros, sobre su lucha contra el cáncer: "Esto es una batalla: estoy peleando el descenso, pero no voy a dimitir"
El entrenador atraviesa un duro momento de salud y comparte su experiencia con Doble Amarilla. Relaciona su pelea contra el cáncer con "pelear el descenso", agradece el apoyo del mundo del deporte y es claro en su mensaje: no hay que bajar los brazos.
El entrenador Gustavo Cisneros atraviesa un duro momento de salud y comparte su experiencia con Doble Amarilla. Relaciona su pelea contra el cáncer con pelear el descenso, agradece el apoyo del mundo del deporte y es claro en su mensaje: no piensa en bajar los brazos.
- DOBLE AMARILLA: ¿Cómo te sentís y cómo llevas el día a día?
- GUSTAVO CISNEROS: El tratamiento es muy invasivo, muy agresivo, como lo fue en su momento la enfermedad conmigo. Tuve varias consultas con el oncólogo después de lo que había pasado en Perú, donde estuve 12 días internado y casi me desangré. Las transfusiones no alcanzaban y el tumor estaba muy avanzado. Cuando vine acá, empecé a recorrer médicos y terminé con el oncólogo de Miguel Russo. Los estudios eran cada vez peores, tenía tomado también todos los huesos y parece que era un enfermedad que tenía hace un tiempo. Yo hasta febrero, antes de viajar a Perú, jugaba al fútbol en un club de barrio y todo. Acá me dijeron que tengo que hacer una quimioterapia y ahora como tengo tomados los huesos tengo que hacer otra. Esta enfermedad en este grado que me tocó a mí es muy difícil, más allá de lo físico hay que mantenerse muy bien de la cabeza y emocionalmente, porque yo pienso en mi padre y en mis hijos, que están casi todo el tiempo conmigo. De Perú vine con casi 20 kilos menos y estuve en Lima internado 12 días solo, la verdad que hubo que pasarla.
- DA: ¿Te salvó el "Huevo" Rondina no?
- GC: Tuvimos una charla con él que se hace viral, acá la cinta en términos futbolísticos la tiene Valeria que empezó a dar la noticia de que yo estaba internado en Perú después de que el equipo había ganado un partido histórico. Hable con Miguel Russo, detrás con Nicolás Russo y se enteró el huevo Rondina, que me termina preguntando primero si yo tenía Covid, porque era lo más normal. Le cuento lo que me pasaba y él me dice que el martes venía para Perú Me preguntó si quería que le lleve algo y le dije que me salvaba la vida si me traía a Buenos Aires. Acá entraban sólo 600 personas por día, el cónsul me había puesto primero en lista de espera pero allá no había más nada que hacer, estaba solo con una sonda en una habitación de la concentración, no podía entrar nadie para no contagiarme nada así que la verdad que Arsenal me salvó, junto con Russo, Valeria y la firma de Gonzalo Belloso. Sinceramente, todo eso me terminó salvando la vida.
- DA: ¿Que te imaginas si seguías allá solo?
- GC: Me quedaban tres días para que me vuelvan a cambiar la sonda, yo ya estaba todo lastimado porque me habían cambiado tres veces, lograba sacarme la sangre de adentro de la vejiga de forma casera y sufrí muchísimo y yo no levantaba. El médico peruano que me atendió corroboré acá que hizo todo lo que tenía que hacer, porque el mio es un caso 10 en cuanto a gravedad y el tumor me había atacado toda la próstata por eso allá no había nada que hacer y empezar una quimio allá sale 10 mil dólares por mes de forma particular y encima estar solo, ya casi no me podía levantar al baño y me tenía que ayudar el profe. Mi hijo, Valeria y mi madre querían viajar para allá pero eran 14 días haciendo cuarentena, los tiempos eran una locura para todo pero por suerte zafé y acá me aboqué a la medicina, a la familia y recibo mucho cariño del fútbol, de gente que no conozco y con todo ese apoyo enfrento a esta enfermedad. Nosotros nos criamos en el ascenso y hablamos siempre de fútbol, entonces cuando llegué el oncólogo me dijo “vamos 2 a 0 abajo pero vamos a meterle”, las noticias iban pasando y cada vez era peor, entonces le respondí: “Estoy 3 a 0 abajo ahora y con nueve".
- DA: Pero hay equipos que ganaron partidos así....ojo.
- GC: Sí, desde ya y esto es una batalla, estoy peleando el descenso pero no voy a dimitir. El tratamiento es muy inaviso y la droga muy pesada, a veces me descompenso en pleno tratamiento y me tienen que levantar con decadrón a litros. Me quedan dos quimios antes de las fiestas y dos después de las fiestas y ahí se va a determinar si se siguió achicando, entonces estoy un poco ansioso.
- DA: Pero entonces el rival está cansado, siguiendo tu jerga...
- GC: Sí, tuve la suerte yo de tener un oncólogo que me fue de frente y no me ocultó nada, me fue contando todo paso a paso y cómo era ir a quimioterapia. Me dijo que si responde íbamos a estar bien y sino, no había mucha opción porque tenía todo tomado: hígado, pancreas, vejiga.
Vos no pensás que te va a pasar a vos y por ejemplo a mi hablar seguido y poderlo ver a Miguel Russo me hace bien, sinceramente y acá quieren estudiar mi caso porque dicen que es más normal en una persona de 70 como mucho. Estuve con psicólogos, coaching y psicólogos deportivos porque hablamos más de fútbol porque todo te da bronca, sentís injusticia. No era el momento porque estaba en un lindo proyecto, tenía trabajo, me había ido afuera, la gente y el presidente estaban contentos, le habíamos ganado a Alianza Lima que es un partido histórico, imaginate.
- DA: ¿Qué significa para vos que el mundo del fútbol de una manera u otra trate de ayudarte?
- GC: Es muy emocionante porque vinieron hasta mis compañeros con los que ascendimos en Victoriano Arenas en el 90 y me contaron que hicieron una rifa de una camiseta con firmas. Que hablaron con la Municipalidad para que me acerquen cosas. Y así por suerte muchos se fueron acercando del fútbol. En estos 24 años, pasé por 16 equipos del ascenso y algo hemos sembrado para recibir tanto cariño. Me dan fortaleza y me alimentan con cada mensaje o cada visita. Ayer vino el presidente de Excursionistas con la madre, la gente de Sacachispas, todo.
- DA: ¿Alguno te sorprendió?
- GC: La página oficial de Riestra sacó un fuerza Gustavo y eso es hermoso, porque yo dirigía Sacachispas. La parte de marketing de River, de Marcelo también. Jugadores como Darío Cvitanich que se hayan comunicado y me hayan ofrecido su camiseta de un día para el otro para que cuente con ellos, es hermoso. El único ingreso que tenemos hoy es eso, subastar camisetas en alguna página o con alguna fundación. Pero lo más importante es que nunca lo pedimos, nos enteramos de golpe y no sabíamos ni de quiénes eran, eso es lo más grande. A mí me banca el tratamiento la obra social Unión Personal, una que tuve cuando trabajaba en el estado y la verdad que me cubre eso, pero lo que es medicación casi que no y lo que tomo ahora el frasquito sale $480 mil.
- DA: Fueron claves las ayudas entonces.
- GC: Se habló con AFA en algún momento. Yo a la Asociación de Técnicos no les puedo pedir nada porque no tengo contrato, aunque sí es cierto que durante 24 años tuve. Llamaron desde el gremio, preguntaron, Valeria siempre se ocupó de eso. Prometieron, pero al final nunca paso nada. Entiendo que los tiempos de ellos no son los míos y que si me ayudan a mí, hay muchos más por ayudar también. Pero por suerte hay muchos gestos como los que te cuento y eso nos da una mano enorme.